
Después de dos días de vientos del sector norte, algo de humedad y temperaturas elevadas, poco habituales para esta época del año, se produjo un repentino cambio de clima.
El fenómeno trajo consigo gruesos nubarrones oscuros, un fuerte viento que dejó a la ciudad envuelta en una verdadera tormenta de tierra que disminuyo sensiblemente la visibilidad de transeúntes y automovilistas. También y a causa del viento sur descendió la temperatura.
Esas condiciones se mantuvieron hasta las últimas horas de ayer pero la esperada lluvia no llegó.